ESTADO
Construido
UBICACIÓN
Escaldes-Engordany
AÑO
2022
SUPERFICIE SOLAR
495 m2
SUPERFICIE CONSTRUIDA
974 m2

Proyecto publico ganador convocado por el Gobierno de Andorra y el Comú de Escaldes de Engordany

El proyecto acoge el tanatorio nacional de Andorra y las salas de velatorio.

El edificio se implanta en un entorno urbano heterogéneo, construido por adiciones, en una parcela de forma trapezoidal entre dos viales rodados frecuentados por la presencia del hospital, con un desnivel entre los dos viales que lo deja medio soterrado en la banda norte. ¿Cómo creamos entonces un edificio público, pero íntimo al mismo tiempo en un entorno como este? En primer lugar, nos separamos del vial aumentando la acera de 1 a 2 m a lo largo de todo el vial, e interponemos un primer cuerpo construido en planta baja que acoge la placita porcheada al oeste en la parte más amplia, la recepción general y el vestíbulo y la escalera pública que actúan como un espacio tampón, un filtro de vistas y ruido entre la calle y las estancias más íntimas. Este filtro se desarrolla longitudinalmente a lo largo de la fachada principal. Sobre este primer volumen, adosamos perpendicularmente el cuerpo principal, dos plantas con dos salas de velatorio por planta de forma regular precedidas de un vestíbulo abierto sobre un patio de luces interior que resulta de la transformación del espacio residual en cuña entre el vial superior y el edificio en un jardín. Corona el edificio por la banda norte un volumen cerrado pero sin cubrir destinado a acoger las instalaciones del edificio. Así, el edificio crece con el terreno por gradas, integrándose naturalmente en la topografía. Para poder conectar correctamente el edificio con las iglesias y el centro de Escaldes, ampliaremos la acera actual a lo largo del vial, en 1 m, desviando lateralmente el vial de bajada al sótano, y creando una pasarela de 3 m de ancho separada de las iglesias. Obtendremos así una continuidad en el espacio abierto hacia la clínica y un doble acceso al tanatorio: por la banda este por esta pasarela frente a las iglesias y por la banda oeste por la placita porcheada ajardinada, entrada principal por la existencia del aparcamiento del Falgueró y la disposición de zona de carga y descarga al frente.

El edificio no se implanta sin más, sino que mejora la calidad y conectividad del espacio circundante. La materialidad del proyecto: hemos apostado por la realización de un edificio de forma moderna pero que remita en sus materiales a nuestra vida como andorranos, unos materiales neutros en su expresión y color que no quieran destacar por encima del resto de construcciones circundantes: la piedra de pizarra que reviste los pequeños núcleos interiores contrasta con el acero corten, en una imagen de forja clásica en grandes costillas estructurales, rodeados de naturaleza, en los jardines y plazas públicas ajardinadas con especies autóctonas, pero también en la cubierta, que proponemos plana y ajardinada, siendo conscientes de que constituye la quinta fachada del edificio y será el paisaje de los habitantes del hospital.

EL RECORRIDO DEL ADIÓS: Accedemos desde la banda oeste, donde la parcela sigue extendiéndose en un espacio ajardinado que va siguiendo el vial del Falgueró desde el cruce entre los dos viales y penetrando incluso dentro del edificio. En esta banda, el giro de la calle permite abrir una placita porcheada bien proporcionada, medio descubierta, medio cubierta por una porcheada de costillas de acero y vidrio. Es el espacio de encuentro, de comentario libre, de hablar aún en un tono fuerte. Desde la porcheada percibimos el patio interior a través de la reja, pero no podemos ver más allá. Entramos al vestíbulo general, es un espacio cívico que culmina en una recepción dentro de un volumen de pizarra. El espacio es claro y a través de las costillas de acero y vidrio aún vemos la calle. A la izquierda, la escalera filtra el paso hacia una zona más íntima y muestra el doble espacio a través de un vacío superior que ilumina el fondo del vestíbulo. En este punto, ya sabiendo la sala a visitar, pasamos a un grado de intimidad superior, tomamos el pasadizo o la escalera para llegar al vestíbulo secundario que sirve las dos salas de la planta, un espacio para hablar en un tono más bajo pero aún normal, sentados en uno de los sofás mirando hacia el gran jardín interior. Es el punto de cruce de los que llegan y los que salen, la zona de comentario sin molestar a los familiares que esperan dentro de la sala de velatorio. Este vestíbulo dispone de 2 servicios adaptados para hombres y mujeres en la parte central y de los accesos a las salas de velatorio en los extremos.

La sala de velatorio continúa el recorrido, profundizamos en la intimidad, se hace más silencio, la luz es más tenue. Al entrar, lo primero que percibimos es el patio de luces interior revestido de mármol blanco y pizarra, más pequeño y íntimo, un pequeño vestíbulo antes de llegar a la sala principal donde esperan los familiares para recibir el pésame de los visitantes. La sala es cálida, la madera de las paredes y la iluminación indirecta y bien distribuida nos hacen sentir como en casa. Unos sofás a lo largo de la pared principal permiten el descanso de los familiares y guían los pasos hacia el final de la sala donde, en una sala privada, nos espera el difunto. La sala del túmulo es un cubo revestido de madera interiormente, iluminada a través de una abertura glaseada sobre el patio de luces, dando una luz natural y un grado más tenue a la sala. Es el grado máximo de intimidad, el momento de recogerse para decir adiós. De salida hacemos el recorrido inverso, pero esta vez al llegar a recepción nos sentimos capaces de volver a las iglesias de la clínica con el ánimo más descansado y en paz con la despedida. UN DISEÑO SIMPLE Y EFICIENTE El edificio está diseñado de forma racional, con líneas simples, claras, un diseño sencillo de entender y ejecutar con medios industrializados comunes. Una estructura simple de losas prefabricadas pretensadas de hormigón soportadas por una trama de pilares de acero Corten que actúan como elemento estructural, ayudan a regular la vista sobre los espacios y sirven de soporte de una fachada tipo muro cortina de madera interior con vidrio triple, muy simple, muy durable, muy aislante. Unos espacios acristalados fáciles de mantener al ser totalmente accesibles desde la planta correspondiente y no necesitar ningún elemento exterior para ser limpiados. En las zonas más cerradas apostamos por una fachada ventilada de pizarra de 4 cm de grosor, con 15-20 cm de aislamiento intermedio. Finalmente, el conjunto se cubre con unas cubiertas ajardinadas con arbustos autóctonos, que dan inercia al edificio mejorando su comportamiento térmico e higrométrico, a la vez que construyen un paisaje tridimensional para el hospital, contribuyen a la limpieza del aire y a evitar el efecto impermeabilizante del edificio sobre el medio. El conjunto está diseñado para cumplir los valores objetivo del reglamento energético. En el interior, materiales simples: granitos pulidos o terrazo in situ en los suelos de colores claros combinan con aplacados de madera de pino tratada con barnices incoloros naturales en las paredes, pizarra y algún esquinazo de mármol reconstituido tipo neolith en las paredes.